En primavera o en verano. Pero volver.
Entrar en la ciudad escuchando la Oreja de Van Gogh , aparcar e ir directas a tomar unas buenas tapas y unas buenas cervezas. Tomar el té o el café en la Plaza de la Constitución con nuestras revistas favoritas, y quedarnos calladas durante mucho tiempo, mirando a la gente , escuchando sus conversaciones, mirando los balcones numerados y sus ventanas llenas de flores y haciendo algún comentario absurdo de vez en cuando.
Y volver a ver el Mar Cantábrico. Ese mar que me parece ya en la orilla, como más profundo y más frío que el resto. Un mar que me hipnotiza y que me asusta a la vez.
Un mar que huele a vida y que me da vida a mí también.
En muy poquito volveré a ver de nuevo ese mar.
Espero que sus olas se lleven mi tristeza y mis pesares.
Que limpien mi alma y la dejen de nuevo tranquila y serena.
Que me llene de esa fuerza que derrocha y que cada cabriola de espuma me recuerde lo que soy y lo que quiero.
San Sebastian y el Cantábrico me recuerdan por qué soy libre de nuevo y por qué tomo decisiones valientes.
Tal vez porque en el fondo, yo sea esa ciudad y ese mar.
Tal vez por imágenes así, mi color favorito sea el azul
Yo también quiero ver azul.
ResponderEliminarA veces lo pide el cuerpo ¿verdad Marocha?Un besico azul.
ResponderEliminarJo que envidia, por las vacaciones, por Sansebastian, por el mar y por esas pedazo de barras de bar repletas de taaaaaaaaapaaaas. ¡Ale! a disfrutar a lo grande y traeta una botellita llena de Cantabrico asi luego no lo echas de menos :DD
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