jueves, 19 de abril de 2012

CANTÁBRICO

Ya se ha vuelto una tradición visitar todos los años San Sebastian.
En primavera o en verano. Pero volver.

Entrar en la ciudad escuchando la Oreja de Van Gogh , aparcar e ir directas a tomar unas buenas tapas y unas buenas cervezas. Tomar el té o el café en la Plaza de la Constitución con nuestras revistas favoritas, y quedarnos calladas durante mucho tiempo, mirando a la gente , escuchando sus conversaciones, mirando los balcones numerados y sus ventanas llenas de flores y haciendo algún comentario absurdo de vez en cuando.

Y volver a ver el Mar Cantábrico. Ese mar que me parece ya en la orilla, como más profundo  y más frío que el resto. Un mar que me hipnotiza y que me asusta a la vez.

Un mar que huele a vida y que me da vida a mí también.

En muy poquito volveré a ver de nuevo ese mar.

Espero que sus olas se lleven mi tristeza y mis pesares.

Que limpien mi alma y la dejen de nuevo tranquila y serena.

Que me llene de esa fuerza que derrocha y que cada cabriola de espuma me recuerde lo que soy y lo que quiero.

San Sebastian y el Cantábrico me recuerdan por qué soy libre de nuevo y por qué tomo decisiones valientes.

Tal vez porque en el fondo, yo sea esa ciudad y ese mar.



 Tal vez por imágenes así, mi color favorito sea el azul

3 comentarios:

  1. A veces lo pide el cuerpo ¿verdad Marocha?Un besico azul.

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    1. Jo que envidia, por las vacaciones, por Sansebastian, por el mar y por esas pedazo de barras de bar repletas de taaaaaaaaapaaaas. ¡Ale! a disfrutar a lo grande y traeta una botellita llena de Cantabrico asi luego no lo echas de menos :DD

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