domingo, 23 de noviembre de 2014

ALBÓNDIGAS


Hoy he preparado albóndigas.

Creo que hacía años que no las cocinaba y lo cierto es que un montón de pensamientos distintos y muy agradables han pasado por mi mente cada vez que seguía un paso en su preparación.

Las albóndigas son uno de los primeros platos que mi madre me enseñó a cocinar y la mayoría de las personas que han estado cerca de mi durante mi adolescencia y juventud las han probado o me han enseñado algo sobre ellas.

Cuando vas a preparar la masa, lo importante es poner un elemento que aglutine:"para que la masa ligue hay que echar huevo"(mi madre).

También es importante el ajo:"Arguiñano dice que para que no repita hay que quitarle lo de dentro"(mi abuelo).

"Si les pones harina cuando terminas de masarlas no se te pegan"( mi abuela).

Como mis manos son pequeñas, me salen más bien pequeñas :"De casa de comidas"(mi madre y mi abuela).

Cuando ya les he puesto su ajo (sin el centro), su huevo, su pan rallado y su sal, todo lo amaso muy bien con un tenedor (hoy me he olvidado del perejil),les doy forma y las paso por harina.

Esta tarea es más sencilla cuando no tienes gatos cerca... no tienes que estar apartándolos porque adoran la masa de albóndigas, ni escuchar sus maullidos suplicantes ni sus miradas lastimeras.

Además así te salen más albóndigas ( Mi Kikito y mi Muñequilla preciosa)

A mi me gusta ponerlas en un recipiente o en un plato grande con base de harina y hacer movimientos circulares: se pringan bien y quedan más redonditas.

Dejo que reposen un poco mientras preparo la salsa: pimiento rojo y verde con tomate.

"Primero hay que echar al aceite el pimiento rojo, porque tarda más en hacerse" (mi padre).

El tomate me gusta siempre natural y le corrijo siempre la acidez : " Con unas cucharaditas de azúcar pero de las pequeñitas" (Rosa madre de Erika).

Una vez que ya se han quedado blanditos en el aceite los pimientos y el ajito, es cuando pongo el tomate y dejo que se vaya cociendo (chop, chop).

Para entonces ya se ha calentado el aceite donde voy a freír las albóndigas. Por fin a la temperatura justa, porque si no, sale mucho humo y pueden decir que "tus albóndigas son ACME"( Mi primo).

-¿Pero están malas?.
-No, están buenas...
-¿Entonces?.
-Nada. Que son ACME...
-¿?.

Pues que son ACME, y punto.

Siempre echo las albóndigas al aceite con la mano. Eso a mi abuelo le ponía muy nervioso: "Mejor siempre con una cuchara porque así no te salpica". Bueno, sí , puede...pero sigo echándolas con la mano...

Una vez que ya se ha frito la remesa, las voy echando a la cazuela con la salsa, que está esperando con el fuego bajito y así terminan de cocinarse y cogen gusto.

Ha sido una receta muy sencilla, de un plato poco especial,pero prepararlas ha sido muy relajante y placentero.

Sólo faltaba, " un buen trozo de pan para meter en el unto". ( Mi hermana).




La verdad es que me han salido rebuenas....



domingo, 9 de noviembre de 2014

MOVERSE POR EL MUNDO A TRAVÉS DE LOS OLORES


Ya sé como olerá mi casa: Olerá a jazmín.

Bueno, al menos eso espero, que huela a jazmín, pero lo más importante es que a través de ese olor he visualizado mi casa: hasta he podido ver dónde iba a colocar los frasquitos con los palitos de perfume...

Tan sólo cerrando los ojos  e inspirando profundamente.

Me encanta esa sensación.

La verdad es que me costaría mucho entender la vida sin olores o sin tacto: son dos sentidos muy importantes para mí.

El olor de la tierra mojada tras la lluvia, la humedad de los rebollones, el olor de la Madreselva y los Dondiegos subiendo por la ventana, el Tomillo del campo, el jabón Heno de Pravia en los cajones...

Es tan fuerte esta sensación en mi, que recuerdo momentos en los que incluso un olor, puede hacer que me sienta mal durante mucho rato: el olor de la cocción de las alubias, el de emperador a la plancha, llevar encima una colonia que no es la mía...


Comentaban en la radio la semana pasada, que era muy difícil que comidas que nos preparaban nuestros abuelos o madres en la infancia o en otros momentos, nos supieran igual en muchos casos, porque el 50% de su resultado venía del recuerdo del aroma y la situación que acompañaba la preparación. Y al faltar la persona que tan maravillosamente lo preparaba y nos hacía experimentar esos olores y sensaciones perdíamos parte de ese recuerdo olfativo necesario para poder asimilarlo a nuestro recuerdo. (De ahí que nunca pueda volver a saborear algo tan delicioso como las migas de mi abuelo o el arroz con pollo o las croquetas de mi abuela).


Humm ¡¡¡qué buenos los olores!!!

¡¡Me encanta!! ¡¡Ya lo llevo en el coche!!

lunes, 3 de noviembre de 2014

LA ARQUITECTURA DE LA CALMA



Aquí estoy, haciendo los deberes.

Ya ni couching, ni motivación, ni a tope de energy,ni perfección absoluta, ni autoconocimiento ni hostias ni mandangas.

Ahora toca estar en calma.

Aunque con todo lo que nos rodea, cada vez es más difícil.

Con la calma trabajamos también la perspectiva y poner a cada cosa y a cada momento en su lugar.

Así que ya le he dado una primera leída completa y ya toca repasar y practicar.

La semana se presenta prometedora  y estoy segura de que voy a practicar mucho.

Ya os iré contando porque por el momento parece que funciona...


Preparando la masada para los cimientos...