martes, 23 de abril de 2013

POR ESTAS COSAS ME GUSTA VIAJAR


Siempre me ha gustado viajar.
Desafortunadamente, no lo he podido hacer con la frecuencia y a los sitios que más deseaba, y creo que por eso, ahora me estoy resarciendo.

En menos de un mes he estado en Milán y en Praga.

Ninguno de los dos entraba en mis planes a corto plazo, pero a la oportunidad la pintan calva y al carro que me he subido.

Lo curioso de viajar fuera de España, a otros lugares donde no se habla Español ( en ningún sitio de fuera se le denomina "castellano", eres spanish y punto, y el spanish habla español), es que hasta ese momento no te das cuenta de las diferencias reales que entraña el idioma.

Lo mismo ocurre con los restaurantes, las comidas, los horarios, las costumbres...

Y eso me gusta, porque, a parte de suponer un reto, abren muchísimo tu mente y te hacen aprender un montón.

Si tuviera que escoger una palabra que definiera qué es lo que realmente aprendo cuando viajo es : tolerancia.

Ser tolerante, aceptar y comprender las costumbres de los demás me fascina, y me hace plantearme, qué situaciones y qué causas han llevado a que importantes monumentos ocupen plazas y por qué tantos esfuerzos llevaron a una determinada situación.

Volviendo a escoger: Con qué dos espacios, monumentos, construcciones te quedarías  de estos dos viajes: El Duomo de Milán y el Antiguo Cementerio Judío de Praga con su Sinagoga.

Ambos creados por causas religiosas, creencias, que han sido testigos de lo que la fe y el poder pueden llegar a hacer.

La grandeza del Duomo ha llenado mi pensamiento durante horas: esas esculturas tan altas que no se aprecian desde el suelo, y ahí están: bajo cada nervio, en cada torre o espacio libre, aún cuando nadie pueda verlas o apreciarlas desde el suelo. Pero ahí están como muestra del trabajo, el fervor y la pasión de alguien hacia su Dios.

La tristeza que me generó ver en Sabbath , la Sinagoga en silencio y esos cientos de lápidas hacinadas unas sobre otras, porque ese era el único espacio en el que estaba permitido enterrar a los judíos.
Y ellos lo aceptaban por no renunciar a sus creencias  ni a su Dios.

Esa inquietud me ha hecho querer saber más sobre ambos, y en el caso de los judíos, más sobre sus raíces y el porqué de una situación que ha llegado hasta la actualidad.

Por estas cosas me gusta viajar, porque siempre te hacen tener más ganas de saber, conocer ...y querer viajar más.


Esta paloma, esculpida a tamaño real, estaba en uno de los últimos  rellanos antes de llegar a la techumbre del Duomo de Milán. Si no fuera posible subir hasta ahí , porque es de interés turístico, nadie sabría de su existencia.



Un pequeño e inquietante detalle del cementerio judio de Praga. Al ser el único espacio en el que podían ser enterrados, se sabe que posiblemente el número de tumbas sea el triple de lo mostrado, porque debían enterrar sobre tumbas anteriores.

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