Ayer en las noticias pudimos escuchar el comunicado de la enfermera infectada por el ébola.
Tan sólo había una forma real de reparar el honor de la médico: Reconocer públicamente que había
mentido y que se había puesto en duda su profesionalidad y su reputación.
Con una sola mentira el prestigio de una persona se tiró por los suelos: Años de estudio en la
facultad, pruebas de acceso, años de atención a los pacientes...
Ha tenido que haber tribunales por en medio para poder llegar a esta situación.
Estoy más que segura de que el daño personal que ha sufrido la médico y las personas que la quieren
y la aprecian posiblemente sea irreparable.
Y que va a pasar mucho tiempo hasta que esta situación le permita volver a confiar en los demás y
retomar la normalidad de su día a día sin que esto la condicione.
Diariamente ocurre esto a distintos niveles, aunque no todos tenemos la posibilidad de defendernos
igualmente.
Ante estas situaciones sé de algunas que va a ser complicado que se permita recuperar el honor
perdido por culpa de terceros que buscan conseguir sus objetivos a través de la búsqueda del
desprestigio y la difamación.
Entre otras cosas porque no van a estar presentes para reconocer públicamente que lo han hecho.
Pero eso no va a impedir que siga buscando que esa situación se repare y que cada día trabaje para
poder seguir dando lo mejor de mi misma, a pesar de todo.
Como la médico , también necesito mi tiempo.